Acabo de caer en
cuenta de que, no hay días buenos ni malos, los días son solo eso, días. Unos
son mejores como los viernes, y otros que en particular yo los odio, son los
domingos. Si les cambiáramos los nombres, significarían otra cosa. Si el
viernes se llamara lunes sería el mejor de la semana. Pero son tópicos que
nadie cambia. Somos nosotros los que les ponemos esas etiquetas, somos nosotros
los que tenemos la culpa de tener un buen o mal día. Si por mi fuera, les
cambiaría los nombre y ya no serían días, sino sonrisas, y sinceramente nunca
habría una mala sonrisa, siempre habrá sonrisas mejores que otras, pero ¿malas?
nunca.
Así que no echéis la culpa a los días, porque ellos no son nada sólo, tristes nombres con una función, ordenar.
A partir de hoy, ya no va a haber días para mí, sólo sonrisas, así nunca podré tener una mala. Disfruta porque sólo quedan 358 sonrisas por disfrutar.
Así que no echéis la culpa a los días, porque ellos no son nada sólo, tristes nombres con una función, ordenar.
A partir de hoy, ya no va a haber días para mí, sólo sonrisas, así nunca podré tener una mala. Disfruta porque sólo quedan 358 sonrisas por disfrutar.